Sophenya 7/
Cabizbajo y meditabundo se disponía a seguir su camino cuando escuchó nuevamente la voz, pero del lado de las casas: "¿... decíamos...?"
Una enorme emoción energió de su interior. Esta vez no se le volvería a escapar. Estaba tan ensimismado que siempre priorizaba la conversación que conocer a su interlocutor.
- Pará, pará, pará... Antes de seguir hablando, decime, por favor, quién sos, cómo te llamás y a dónde te puedo ir a ver.
El hombre se detuvo mirándolo a los ojos y le extendió a mano.
- Angel -dijo-, ¿vos?
- Axel -contestó, antes de que retomaran la marcha.
- Lo más práctico es que me busques en donde nos conocimos, en el Centro Cultural. Cuando me necesites, andá y buscame ahí. Retomando lo que veníamos diciendo, me gustaría poder darte un consejo.
- Si, por supuesto -acotó, Axel.
- No busques afuera lo que tenés adentro. No había nada en ese kiosko que pudiera llenar el vacío existencial. Hay que tener cuidado con el consumo. Si vos sabés qué necesitás, comprar es un acto operativo; pero si vos mirás en el mercado qué es lo que podés comprar, es el producto o servicio el que te elije a vos y el que te consume, literalmente. Porque obtiene tus mangos, el tiempo que te llevó juntarlos, tu dedicación. Sos vos el que tiene que decir a dónde querés ir y qué querés hacer, no el mercado. Si en lugar de ver el lado de la oferta vos pensaras tu propio proyecto, en primer lugar consumirías menos aunque más no sea porque le dedicaste menos tiempo a la compra; pero además porque comprarías más rápidamente y mejor, porque sabrías qué necesitás. El problema es no saber qué es lo que uno quiere, ¿no te parece?
- Si, claro...
- ¿Vos qué comprarías?
- - No sé... algo que me guste, que me brinde placer...
- ¿Para qué?
- ¿... para estar bien?
- No hay mayor placer que descansar luego de haber cumplido con el deber.
- ... y bueno...
- Pero eso no implica consumo alguno. Supone saber cuál es tu deber y cumplir con él. Ciertamente, hay algunas maneras para celebrarlo, pero no son rigurosamente necesarias para sentir goce y plenitud.
- Yo no siento goce cuando termino de trabajar...
- ¿Es ese tu deber? Para cumplir con tu deber necesitás saber cuál es tu misión en la tierra. ¿Para qué naciste? ¿Quién sos y qué es cumplir para vos?
Todo eso era tan obvio como el hecho de que él jamás se había puesto a pensar de esta manera su vida. Caminaron en silencio unos cuantos pasos.
- No tengo ni idea cuál es mi misión ni porqué vine al mundo, ni para qué... -se sinceró Axel.
- Es lógico que lo ignores si nunca lo habías pensado antes. Lo que te puedo garantizar es que consumir no te va a responder ese interrogante. No hay curso, compra ni servicio que te dé esa respuesta. Eso tiene que surgir de adentro tuyo.
Continuaron y Axel se dio cuenta de que habían vuelto a la Avenida.
- Lamento informarte que el placer tampoco te dará un goce permanente. Sería muy poco natural que la alegría de vivir emerja de escaparte de la vida misma. La clave pasa por disfrutar del camino, de la vida. Toda búsqueda de un atajo para acortar el camino sería como querer acortar la vida o spoilear una película.
En una vidriera había una publicidad en la que unas chicas y unos chicos tomaban cerveza en una playa con un día radiante de sol mostrando casi toda su piel.
- Tanto vos como yo quisiéramos compartir con esa gente unas birras -continuó-, lo que no está ni mal ni bien. Lo que hay que saber es si éso es lo que necesitás aquí y ahora para cumplir con tu deber, con tu misión, y si éso suma o dispersa, si te conduce o te desvía. Considerando la metáfora del camino, sabemos que en algún momento tocará la estación para reparar fuerzas, y eso podría conducirnos allí. Pero, ¿es esto lo que necesitamos ya? ¿podríamos disfrutar el momento? ¿sabemos si estas bellezas son además gauchas, simpáticas y buenas, o damos por descontado que son de nuestro estilo y maneras y salimos por ellas?
La cara de Axel se iluminó y fijó sus ojos en una de ellas.
- El placer es un estímulo -retomó Angel,-; no es otra cosa. Provoca tu deseo por conocerla, compartir la vida y multiplicarse juntos. Por eso es que un escaparate no es el lugar en donde elegir compañera. Por otra parte entreverarte con cada chica que te gusta es imprudente porque genera expectativas tanto en uno como en otro, y eventualmente frustraciones, que son tan traumáticas. Nada nos obliga a ir tan rápido cuando lo que realmente importa en una compañera con la que uno quiere vivir hasta el fin de los días y multiplicarse en los hijos no pasa por el placer, que es una escala temporal en la vida de ambos. Si la felicidad matrimonial dependiera de la salud sexual de la pareja, probablemente no existirían matrimonios maduros.
Ángel se detuvo. Axel se dio cuenta que habían llegado al centro cultural.